Lo peor de todo - conviterd

lunes, 30 de noviembre de 2015

Lo peor de todo





JHONATAN LIRIANO
No ha sido la negativa del Gobierno a permitir las manifestaciones pacĂ­ficas frente al edificio de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE), en abierta violaciĂłn a la ConstituciĂłn y las leyes.
No se trata del desacato del mismo Poder Ejecutivo a la sentencia del Tribunal Superior Administrativo que protege el derecho a la protesta de los ciudadanos y ciudadanas afectados por la arbitrariedad de la PolicĂ­a Nacional.
Tampoco fue la represiĂłn con gas pimienta y macanazos que integrantes del movimiento Poder Ciudadano recibieron el pasado martes por atreverse a montar una cadena  humana sorpresa cerca del Palacio Nacional, sin avisar previamente  ni pedir permiso a los oficiales enviados a consumar el atropello.
Nada de lo anterior debe considerarse como lo más grave que República Dominicana está experimentando en materia de violación de derechos fundamentales.
Lo peor de todo es la justificaciĂłn, la lĂ­nea de vocerĂ­a que las y los comunicadores afines al Gobierno difunden entre la poblaciĂłn. Es que desde  Palacio se diga y se mande a decir que realmente la ciudadanĂ­a no tiene derecho a expresarse libre y pacĂ­ficamente en cualquier espacio pĂşblico sin necesidad de autorizaciĂłn de Monchy Fadul o del mismo Dios que baje del Cielo.
Lo peor de todo es que el Gobierno  y los altos mandos de la PolicĂ­a sugieran que los culpables de los golpes propinados a los manifestantes son los mismos manifestantes, por hacer la protesta en un dĂ­a no previsto por las autoridades.
Lo peor de todo es que el presidente Danilo Medina mantenga un silencio cómplice frente a las represiones del cuerpo del orden, permitiendo que tales barbaridades puedan ser vistas y discutidas por una parte de la población como acciones válidas y legales, propias de la vida en democracia.
Ahí, en la intención de hacer pasar por bueno o correcto lo que es malo, inconstitucional e inmoral, está lo peor de todo, porque se pervierte la figura de la Presidencia de la República, la concepción del Estado de derecho y la mente de miles o millones de dominicanos vulnerables a este tipo de manipulaciones.
Lo peor de todo, definitivamente, es la perversiĂłn.

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