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Lenin
fue un genial estratega revolucionario que no vaciló en asumir las ideas de
Marx y llevarlas a cabo en un país inmenso y solo en parte industrializado,
cuyo partido proletario se convirtió en el más radical y audaz del planeta tras
la mayor matanza que el capitalismo había promovido en el mundo, donde por
primera vez
los tanques, las armas automáticas, la aviación y los gases asfixiantes
hicieron su aparición en las guerras, y hasta un famoso cañón capaz de lanzar
un pesado proyectil a más de cien kilómetros hizo constar su participación en
la sangrienta contienda.
De aquella matanza surgió la Liga de las Naciones, una
institución que debía preservar la paz y no logró siquiera impedir el avance
acelerado del colonialismo en África, gran parte de Asia, Oceanía, el Caribe,
Canadá, y un grosero neocolonialismo en América Latina.
Apenas 20 años después, otra espantosa guerra mundial se desató
en Europa, cuyo preámbulo fue la Guerra Civil en España, iniciada en 1936. Tras
la aplastante derrota nazi, las naciones cifraron sus esperanzas en la
Organización de las Naciones Unidas, que se esfuerza por crear la cooperación
que ponga fin a las agresiones y las guerras, donde los países puedan preservar
la paz, el desarrollo y la cooperación pacífica de los Estados grandes y
pequeños, ricos o pobres del planeta.
Millones de científicos podrían, entre otras tareas, incrementar
las posibilidades de supervivencia de la especie humana, ya amenazada con la
escasez de agua y alimentos para miles de millones de personas en un breve
lapso de tiempo.
Somos ya 7 300 millones los habitantes en el planeta. En el año
1800 solo había 978 millones; esta cifra se elevó a 6 070 millones en el año
2000; y en el 2050, según cálculos conservadores, habrá 10 mil millones.
Desde luego, apenas se menciona que a Europa Occidental arriban
embarcaciones repletas de emigrantes que se transportan en cualquier objeto que
flote, un río de emigrantes africanos, del continente colonizado por los
europeos durante cientos de años.
Hace 23 años, en una Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio
Ambiente y Desarrollo expresé: “Una importante especie biológica está en riesgo
de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones
naturales de vida: el hombre.” No sabía entonces sin embargo cuán cerca
estábamos de ello.
Al
conmemorarse el 70 aniversario de la Victoria en la Gran Guerra Patria, deseo
hacer constar nuestra profunda admiración por el heroico pueblo soviético que
prestó a la humanidad un colosal servicio.
Hoy es posible la sólida alianza entre los pueblos de la
Federación Rusa y el Estado de más rápido avance económico del mundo: la
República Popular China; ambos países con su estrecha cooperación, su avanzada
ciencia y sus poderosos ejércitos y valientes soldados constituyen un escudo
poderoso de la paz y la seguridad mundial, a fin de que la vida de nuestra
especie pueda preservarse.
La salud física y mental, y el espíritu de solidaridad son
normas que deben prevalecer, o el destino del ser humano, este que conocemos,
se perderá para siempre.
Los 27 millones de soviéticos que murieron en la Gran Guerra
Patria, lo hicieron también por la humanidad y por el derecho a pensar y a ser
socialistas, ser marxistas-leninistas, ser comunistas, y a salir de la
prehistoria.
Fidel
Castro Ruz
Mayo 7 de 2015
10 y 14 p.m.
Mayo 7 de 2015
10 y 14 p.m.
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