La vida debemos asumirla como un viaje y un privilegio para
compartir con las personas que van a ser nuestros compañeros, familiares y
confidentes de la felicidad, la alegría, de la angustia, del dolor, del
compromiso, de la valentía, de la caridad, de las alianzas interiores para
saber que la trascendencia es el legado humilde, despojado de todo bien
material que entregamos a los demás; que es la humanidad cuando obramos con
ética y un alto sentido de dignidad.
He
tenido la dicha excepcional de compartir mi existencia con un hombre solidario,
un compañero junto al cual alcé la voz, he seguido alzándola y continuaré
para hacer realidad que se puedan abolir y erradicar las injusticias sociales
de la faz de la tierra... El miércoles 27 de mayo Ramón emprendió un nuevo
viaje. Él emprenderá nuevas utopías, nuevas luchas, nuevos desafíos infinitos,
su espíritu es del eterno revolucionario, infatigablemente rebelde,
indoblegable ante las amenazas y persecuciones. Aquí estoy extrañándolo…
Vivo y
viviré para mantener en el alto, y de manera constante, sus ideales
inquebrantables por la equidad, la igualdad, el respeto a la diversidad…. Para
condenar a los depredadores de la conciencia nacional y que han usado el
patrimonio de nuestra patria y no han sido juzgados… Pero que tendrán el gran
tribunal del pueblo, que es el legado de Ramón, como una llama votiva,
resplandeciente, iluminando nuestras mentes, fortaleciendo nuestro corazón,
sembrando en la naturaleza las energías que van a derribar todo intento de
sumisión de nuestra generación presente y de la que han de venir en la
República Dominicana.
Agradezco
a todas y todos quienes han compartido conmigo, Amilkar, Aldo y Amelia, sus
afectos, sus lágrimas, sus abrazos, sus oraciones, sus canciones, sus
pensamientos, sus mensajes. Compañeros, compañeras, la lucha sigue. Venceremos,
y haremos que el legado de Ramón no perezca nunca.
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