Por Fidel Santana.
Texto de la Conferencia dictada a estudiantes del Liceo Amelia Ricart Calventi.
Acerca de Juan Pablo Duarte sabemos muchas cosas y desconocemos muchas más, por un lado, porque buena parte de su vida estuvo lejos de la Patria, y porque tenemos un Estado que se ha encargado de ocultar y, cuando no, de fragmentar, el pensamiento y el ejemplo de vida del padre y fundador de la República. A nuestros niños, a todos nosotros, se nos enseñó que él era el padre de la Patria, la fecha en que nació y en que murió, se nos enseñaron algunos versos, algunos fragmentos de su pensamiento, pero se nos ha ocultado, o se ha distorsionado gran parte de su legado.
Y, por tanto, no me voy a detener en aquellas cosas que entiendo han sido muy trabajadas en la escuela dominicana y que son territorio común para todos y todas. Quiero hacer énfasis en algunas cosas que no han sido tan divulgadas y destacadas, para sacar filo en una perspectiva tal vez un poco diferente. Me propongo, entonces, rescatar y fijar la atención en algunas de estas cosas que la inmensa mayoría de nuestro pueblo desconoce, porque se les han ocultado.
El Juramento Trinitario:
Quiero comenzar por lo más simple, tal vez lo más manejado y conocido. Me refiero al Juramento Trinitario, que a mi humilde consideración es la proclama política más breve del mundo. Y comienzo por ahí, que es uno de los documentos más difundidos, para proponer una relectura que busque rescatar los siguientes elementos:
1ro. Es obra de los Jóvenes: Este Juramento es el fruto del pensamiento y las aspiraciones patrióticas de los jóvenes. El juramento trinitario, es el fruto de un grupo de muchachos, porque Duarte, que es el autor intelectual del mismo, era uno de los que tenía más edad entre todos los trinitarios y apenas tenía veinticinco años. Era, se puede decir, un muchacho aún. El resto de sus compañeros, la mayoría de ellos, eran más jóvenes todavía. Algunos ni siquiera alcanzaban los 20 años de edad.
2do. Es obra de personas honorables: Es importante destacar que, en esa proclama política, que repito es la más breve del mundo, están contenidos los valores morales, la plataforma ética, sobre los que se fundaría esa República, ese Estado. El Juramento Trinitario se inicia, después de mencionar a Dios, apelando al HONOR y la CONCIENCIA, vinculando la acción política y patriótica a una línea de actuación ética, que tendrá continuidad en cada uno de los pasos de la trayectoria de vida del fundador de la Republica y de sus compañeros trinitarios.
Tal y como lo plasmaron en el Juramento, Los Trinitarios fueron gente honorables. Y hago énfasis en esto porque precisamente ser honorable es ser consecuente, es hacer lo que se dice que se va a hacer. Desde las primeras líneas de ese juramento encontramos un compromiso de honor, “Por nuestro honor y nuestra conciencia, juramos….”. Ese compromiso de honor implicaba, incluso, “arriesgar vida y bienes”, como más adelante propone, en aras de sus grandes propósitos.
3ro. Es obra de jóvenes con propósitos claros y definidos: En el Juramento también encontramos, en muy pocas líneas, los grandes propósitos estratégicos de ese movimiento: “la separación de Haití y la independencia de toda potencia extranjera”. En esta parte está muy claro, que el movimiento Trinitario no se limitaba a luchar por la separación de Haití, que es lo que más se enseña en nuestras escuelas. Duarte y los trinitarios hacen énfasis en la separación de Haití y la independencia de toda potencia extranjera. Son dos cosas distintas, y eso hay que rescatarlo, porque muchas veces se nos ha querido llevar a convertirnos en un pueblo enemigo del vecino pueblo haitiano. Para Duarte estaba claro que era necesaria la separación de Haití, pero al mismo tiempo, también estaba claro que Haití no era ni sería una potencia. Por lo cual también había que proponerse la independencia de los países poderosos que ansiaban apoderarse del territorio dominicano, para volver a convertirlo en colonia.
4to. Es juventud que se define y se identifica: En ese juramento también se propone el nombre, la bandera, el escudo, y se propone incluso quien sería el presidente de ese nuevo proyecto de nación, que desde un principio se pensaba que lo sería Juan Pablo Duarte.
5to. Es gente organizada: El Juramento traza una pauta clara de que, para lograr cualquier proyecto humano, se requiere de la organización. Por eso dan el paso de la conformación de La Trinitaria. Es decir, que tienen claro que liberar un país no puede ser un proyecto individual, sino un proyecto colectivo.
6to. Es juventud dispuesta a darlo todo por su causa: Desde que Duarte y sus compañeros juran la separación de Haití y la independencia de toda potencia extranjera, y se proponen arriesgar la vida y los bienes, si fuera necesario, fueron consecuentes con la palabra empeñada y no escatimaron esfuerzos en aras de lograr sus grandes metas. Un conjunto de hechos y acciones asumidas por el patriota y sus compañeros así lo demuestran, como es el hecho de que, poco tiempo después del Juramento, a Duarte se le presentó el desafío de arriesgar su vida en aras de su proyecto y lo hizo. Nos referimos a su participación decisiva, en alianza con los liberales haitianos, en la insurrección que derrocó a Boyer, para aprovechar la división haitiana y hacer avanzar el proyecto dominicano. Ya conocemos que, fruto de eso, tuvo que salir del territorio dominicano a exilarse en Venezuela, por las persecuciones del gobierno de Riviere o Charles Gerard. Esos hechos dejan claro que Duarte siempre estuvo dispuesto, en aras de sus objetivos políticos, a poner en riesgo su vida, como había dicho en el juramento: “…arriesgar mi vida y bienes”.
7.- Es Juventud Dispuesta al Desprendimiento material: Cuando, encontrándose en Venezuela, recibe una carta de Francisco Rosario Sánchez y de su propio hermano, Vicente, en la que le dicen literalmente: “…Aún a costa de bajar una estrella del cielo, necesitamos que nos proporciones dos mil fusiles, o mil, o uno aunque fuere…”, y le piden pólvora y plomo, y lo conminan a hacer lo imposible por encontrar un apoyo, que debía hacer llegar rápidamente a la isla, en donde se encontraban a pocos días de dar inicio a la Independencia, después de buscar ayuda, recurriendo al gobierno venezolano y a diversos amigos, y no conseguir los recurso que requerían sus compañeros, no vaciló en proponer a su familia una iniciativa grandiosa. Hizo una carta, también muy conocida por nosotros, en que le dice a su familia: “… No encuentro otra manera de reunirme con ustedes que no sea independizando la patria. Y para que ello sea posible se necesitan recursos, recursos que son que ustedes de mancomún conmigo y con nuestro hermano Vicente ofrendemos a la Patria lo que hemos heredado de nuestro padre….” Como puede verse, tal y como lo decía en el Juramento, puso sus bienes al servicio del proyecto revolucionario.
8. Es juventud de Trabajo: En esa esa carta en que pide a su familia aportar sus bienes, que es muy conocida por todos nosotros, hay una parte a la que se le ha puesto poca atención, y que yo quiero destacar. Es la que dice: “… independizada la patria, yo me pondré al frente de los negocios de la familia, y con nuestra experiencia en el ramo de la marina y el crédito de nuestro padre recuperaremos lo que le hemos dado a la Patria…” Esa parte para mi es fundamental que la rescatemos, que la recuperemos, y le demos mucho valor, porque está hablando el hombre, no solo que entrega los bienes suyos y los de su familia, que es lo que se ha difundido mucho en el país, sino el hombre que sabía que sería el presidente de esa nueva República porque, desde el Juramento, los trinitarios reconocían a Duarte como su presidente. Es el hombre que sería el presidente de esa República el que le está diciendo a su familia “…después que seamos libres…” (o sea, después que él asumiera la presidencia), entonces le dice “…me pondré al frente de los negocios de la familia, y con nuestra experiencia…” y cogiendo fiado a los amigos de papá vamos, a recuperar lo que hemos aportado al proyecto de Independencia. Es decir que Duarte no está esperando que el naciente estado le devuelva nada de lo aportado, ni mucho menos está ni siquiera pensando en utilizar el poder como un mecanismo para recuperar lo aportado a la patria, que tenía todo el derecho de considerar su aporte material como un préstamo a la causa, con interés de que se le devolviera posteriormente. Pero no, Duarte estaba pensando y diciendo que iba a TRABAJAR, que iba a acudir a sus amigos, al crédito con sus amigos, para recuperar lo aportado a la patria.
Eso me parece grandioso, un gran ejemplo, en un país donde gente que no aporta nada a la causa de la colectividad siempre está presto a llevarse entre las uñas lo que no le pertenece.
9. Es juventud que se ha preparado para defender la Patria: Mucha gente cree que a Duarte lo hicieron general de brigada por carita bonita, porque no conocen que él era un militar de carrera, que había incluso alcanzando rango de coronel en el Ejército Haitiano. Y era un hombre diestro en el manejo de las armas, y que, incluso, entrenaba a sus compañeros. Y no era solo un militar de nombre. Era un militar que había entrado en combate.
Cuando se produce el derrocamiento del dictador Boyer, es Juan Pablo Duarte quien dirige el levantamiento contra las tropas leales al gobernante haitiano en la parte española. El patricio, en este alzamiento, en un primer intento, es obligado a retroceder hasta San Cristóbal, donde logra incorporar más tropas y organizar, junto al coronel Blas Roca, una nueva ofensiva que termina rindiendo la plaza haitiana. Por tanto, Duarte juega un papel importantísimo en el establecimiento del gobierno de Charles Gerald, gobierno que resultó de la conspiración de los liberales haitianos con la ayuda de los trinitarios.
De modo que, tomando en cuenta sus condiciones militares, cuando llega al país, al principio de marzo del 1844, lo designan general de brigada. Incluso, es bueno recordar que, en la etapa conspirativa anterior a la salida de Duarte a Venezuela, quien otorgaba los rangos era Juan Pablo Duarte. Por eso fue Duarte quien le otorgó el rango de coronel a Ramón Santana, hermano de Pedro Santana. Y Ramón dijo: -A mí no, dele ese rango a mi hermano que tiene liderazgo sobre personas. Es decir que, además de político, Juan Pablo Duarte era un militar experimentado. Por eso lo designan general y lo mandan al Sur con su tropa, a apoyar la campaña militar contra el Ejército haitiano que avanzaba por el Sur.
10. Es juventud que administra en forma Honesta y Rinde Cuentas: Hay un documento importantísimo que ustedes han visto pegado en afiches en las escuelas, que es la Rendición de Cuentas de Juan Pablo Duarte. Ese es un documento de la época en que Duarte fue designado general de brigada para dirigir tropas en la campaña militar contra el Ejército haitiano en la región sur.
Para llevar a cabo esa misión militar la Junta Central Gubernativa le entrega mil pesos a Duarte. En esa época mil pesos eran mucho dinero, muchos millones de hoy. Y con ese dinero compró algunas cosas; no llegó a doscientos pesos lo que gastó en comida, en algunos zapatos y ropas para algunos de sus hombres, algunos medicamentos…, para sus tropas. Estuvo cerca de un mes en la zona de guerra, en Baní, y sólo había gastado algo más de 150 pesos. Y cuando lo mandaron a regresar a Santo Domingo, devolvió todo lo que le sobró, más de ochocientos pesos, y presentó un informe detallado de cada centavo gastado en su misión.
Ese es un elemento importantísimo que tenemos que seguir rescatando, porque Duarte fue un militar y político que administró en forma honesta los fondos públicos, un funcionario público que no sobrevaluó compras, además de que, sin que nadie se lo exigiera y sin que existiera aún un sistema de contabilidad nacional ni una Cámara de Cuentas, fue el primero rendir cuentas. Es decir que fue un líder que aplicó la transparencia en la administración pública.
10. Fue juventud con un Proyecto de Constitución democrática: Duarte es el autor de un documento casi desconocido por el pueblo dominicanos, que es el Proyecto de Constitución. Es un documento totalmente distinto a lo que finalmente fue la Primera Constitución Dominicana, que fue impuesta por Pedro Santana, apuntando sus cañones contra la casita en donde estaba reunida la Asamblea Constituyente, haciendo aprobar una constitución para poner al país de rodillas frente al caudillo, que estaba apoyado por el imperio francés.
Ese proyecto de Constitución de Duarte es un documento hermosísimo, ocultado al pueblo dominicano. El pueblo no sabe lo que pensaba Duarte sobre la República Dominicana, ni cuáles eran los fundamentos sobre los que debía establecerse ese nuevo Estado, según su visión.
Sólo me voy a detener, por razones de tiempo, en el ordenamiento que Duarte otorgaba a los poderes públicos. Nosotros conocemos tres poderes públicos, que son los que ha contemplado la Constitución dominicana en todas sus versiones: Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Judicial. Sin embargo, Duarte proponía cuatro poderes: primero el Poder Municipal, luego el Poder Legislativo, después el Poder Judicial y, finalmente, el Poder Ejecutivo.
En el proyecto de Duarte, el Poder Municipal era entendido como el Poder de los Ciudadanos y las Ciudadanas, que debe ser, en una democracia, el principal y primer poder del Estado. O sea, que de implementarse las ideas de Duarte, serían los ciudadanos y las ciudadanas, reunidos, los que tomarían las decisiones sobre los asuntos públicos, que es el ámbito de la política. Y las decisiones de los ciudadanos y las ciudadanas serían convertidas en leyes por el Poder Legislativo. Y el Poder Judicial existiría para garantizar que las decisiones de los ciudadanos y ciudadanas, convertidas en leyes, se respeten y se cumplan. Y, finalmente, el Poder Ejecutivo estaría para llevar a cabo las decisiones del soberano, que es el pueblo reunido, sin poder tomar atribuciones que no le corresponden.
Desgraciadamente en la Constitución que hizo aprobar Pedro Santana, y en todas las que se han hecho en el país, eso ha sido muy tergiversado. No solo se borró la idea de la democracia ciudadana, que quiere decir gobierno del pueblo, que estaba contenida en el proyecto democrático de Duarte, sino que, en el camino, se cambió el sentido del concepto de Mandatario, que quiere decir “al que mandan”, el que hace los mandados, en buen español, haciéndolo aparecer como el que manda, el que toma las decisiones al margen del pueblo. Por eso el pueblo no sabe que el primer mandatario debería ser, en verdad, el primer muchacho de mandado del pueblo, que es el que manda, y que se denomina el mandante.
En el trayecto histórico nos cambiaron la cosa, y gran parte del pueblo dominicano cree que ser un mandatario es ser “el que más manda”. Y, por tanto, el mandatario se cree mandante y se toma las atribuciones que él entienda, sin consultar con el pueblo. Y eso es la herencia de Pedro Santana, con el artículo 210, que le otorga todos los poderes al Presidente. Por eso un mandatario dominicano, como si fuera de su bolsillo, agarra una mina de oro y se las regala a un grupo de gánster internacionales sin consultar a nadie. Estoy refiriéndome a la segunda mina de oro más grande del mundo, la mina de Cotuí, con 26 mil millones de onzas de oro, según ha afirmado la empresa que la explota. Esa mina parece que era del presidente dominicano de entonces, Leonel Fernández, porque él la entregó a la Barrick Gold, prácticamente a cambio de nada. Imagínense de la riqueza que hablamos, que cuando eso ocurrió la onza de oro andaba en mil seiscientos dólares y hoy anda en mil cuatrocientos. Estamos hablando de la segunda mina de oro más grande del mundo. Y porque él era el mandatario, se creía con el derecho de decidir por todos y todas. Esto es sólo para poner solo un ejemplo de lo caro que ha resultado esa cultura caudillista, que se instauró en la República Dominicana desde que el proyecto duartiano fue traicionado y fue enterrado por los traidores, asociados a los imperios de turno.
Por eso, a la hora de pensar que los Taínos eran tontos, porque cambiaron oro por espejitos, hay que ver que en presente, el oro de los dominicanos lo están cambiando por espejismos.
11. Es juventud con un Proyecto de Nación que empezó muy bien: Del Proyecto de Constitución de Duarte, que ha sido ocultada, se han dado a conocer fragmentos, algunas líneas, en el ideario de Duarte. En otros trabajos históricos aparecen dos o tres cositas, sacadas de su contexto. Y el pueblo no sabe de dónde salen esas frases. Pero cuando leemos ese Proyecto de Constitución nos damos cuenta de la riqueza del pensamiento político de Duarte, que a pesar de su juventud era un hombre de Estado acabado, que tenía una visión, incluso histórica, una visión sociológica, de cuál debía ser, precisamente, ese proyecto de nación que él denominó República Dominicana.
Cuando paso revista a ese magnífico documento, aunque mutilado, y a otros escritos de Duarte y a su historia de vida, no puedo más que concluir en que este Proyecto de Nación empezó muy bien. Repito: Empezó con gente honorable; con gente conciente y que se dedicó a concientizar y a educar a sus conciudadanos; con gente que en vez de aspirar a lo ajeno aportaba lo suyo, que en vez de ir a buscar iba a dar; gente que en vez de ver en el Estado un baúl para ir a enriquecerse, precisamente, lo que hacía era quitarse lo que tenía para aportarlo, sin esperar nada a cambio.
Este proyecto de país empezó muy bien, porque esa era gente joven que en vez de vivir del cuento y del trabajo de los demás, se propuso vivir de su propio trabajo. Esto empezó tan bien que, sin que hubiera una Contraloría General ni una Cámara de Cuentas, había políticos, funcionarios públicos, rindiendo cuentas y llevando una contabilidad organizada y diáfana de los gastos del erario. Esto empezó tan bien que no hay un solo centavo de sobrevaluación en aquellos gastos que hizo aquel patriota. Duarte, de cada cosa que compró presentó en su informe el precio al que, en verdad, fue comprado. No hay un sólo centavo desviado. Todo el dinero no usado en su misión fue devuelto a las arcas públicas, sin que terminara en bolsillos privados. ¡Qué diferencia tan grande con lo que ha ocurrido después, que el dinero del pueblo está en manos de los corruptos!
Este proyecto dominicano empezó maravillosamente bien, con un Proyecto de Constitución, que otorgaba el poder a los ciudadanos y ciudadanas de esta nación; con un proyecto de Constitución que hacia énfasis en la justicia, en la legalidad, en que nada que no estuviera contemplado en la ley podía ninguna autoridad obligar a los ciudadanos a hacerlo.
Entonces, la República Dominicana era un proyecto hermoso, fue un proyecto hermoso y sigue siendo un proyecto hermoso, pendiente de culminación, porque fue tronchado momentáneamente.
¿Dónde comenzaron las dificultades para que un proyecto que empezó bien torciera el rumbo?:
Precisamente quiero referirme a ese tema acerca de ¿cómo comenzaron los problemas para que ese proyecto de nación encontrara enemigos tan feroces que lo desviaron, que lo troncharon, que lo enterraron? Aunque, estoy seguro que es un proyecto que quedó en esa situación momentáneamente, porque no hay manera de mantenerlo enterrado, porque a cada rato, a cada paso que damos, resurge y se nos atraviesa Juan Pablo Duarte reclamándonos darle culminación a ese proyecto hermoso.
Los problemas empezaron con el Partido de los Afrancesados que, mientras los trinitarios estaban trabajando por la independencia plena, había hecho un pacto con el cónsul francés en Haití, el cónsul Saint Denisse, que consistía en poner la naciente República bajo la tutela del imperio francés. Y con eso Francia pretendía usar esta parte de la isla como punta de lanza para recuperar el control sobre la parte de Haití, que había sido colonia francesa, hasta que los esclavos se revelaron y proclamaron su libertad y constituyeron la República de Haití.
Desde antes de la independencia se veía que habría problemas con los afrancesados. Así queda evidenciado en la carta que, a finales del 1843, Sánchez y Vicente Celestino Duarte remitieron a Juan Pablo Duarte, que se encontraba en Venezuela. Se trata de la misma carta en la que pedían al líder trinitario buscar ayuda económica. En ella también le dicen que tenían que actuar rápido porque existía otro partido que estaba presto también a dar el golpe, a declarar la separación de Haití, con propósitos distintos a los que se proponían los trinitarios. Y luego se evidencian esos planes, desde que Duarte pisa tierra dominicana y se da cuenta de que, a los pocos días de proclamada la Independencia, ya había un acuerdo firmado por los miembros de la Junta Central Gubernativa para poner la Bahía de Samaná en manos de Francia, a cambio de un protectorado. Cuando Duarte llega, y lo hacen miembro de la Junta Central Gubernativa, se encuentra con ese tratado firmado. Y, obviamente, se armó una gran discusión allí con este hombre, que inmediatamente se puso de pie y dijo que no, que ese no era el propósito de la independencia, colocarse de nuevo bajo la tutela de un imperio.
En esa ocasión, incluso, Duarte le llamó la atención a Sánchez, su propio compañero, por no haber mantenido la firmeza de defender la independencia plena, que siempre fue el proyecto trinitario.
Y esa actitud de Duarte destruye ese proyecto, en marzo, pero ese plan de anexión a Francia no se detuvo, los afrancesados lo retomaron en mayo. El 26 de mayo vuelve Bobadilla y varios miembros de la Junta de gobierno, que eran afrancesados, a plantear el acuerdo con Francia. Y se armó otra gran discusión ahí, encabezada por Duarte, y no se pudo pasar favorablemente ese acuerdo.
Eso viene antecedido de que Duarte, en su condición de general, cuando fue al Sur a acompañar a Pedro Santana en la resistencia contra las tropas haitianas, quería avanzar para derrotar definitivamente a las huestes haitianas, diezmadas como estaban en las batallas que se habían producido en Azua. Por el contrario Pedro Santana y Bobadilla frenaban el avance de las tropas dominicanas, porque para sus planes pro Francia era necesario que siguiera existiendo la amenaza de los haitianos, para justificar el acuerdo con Francia. Su estrategia era no avanzar, no terminar de derrotar a los haitianos, porque se necesitaba que el pueblo tuviera miedo de que los haitianos entraran y nos acabaran. Y teniéndole miedo a los haitianos, a la posibilidad de que recuperaran el control de la parte española, se justificaba acudir a Francia y producir un acuerdo de protectorado, que nos salvara de esa amenaza.
Duarte entendió eso perfectamente, y estaba intentando que lo autorizaran a avanzar contra los remanentes del Ejército haitiano, pero la Junta de gobierno lo manda a regresar a Santo domingo, porque en eso estaba Bobadilla y su grupo, comprometido con ese proyecto, como también Pedro Santana.
Entonces, el 26 de mayo, que los del partido afrancesado vuelven a la carga con esa intentona traidora, Duarte les derrota ese propósito. Pero quedó convencido de que ese grupo tenía esos planes contra la Patria, y que si se les daba tiempo podrían concretarlo. Por eso, el 9 de junio, organiza un golpe de Estado contra esa Junta Central Gubernativa pro francesa. Esta parte de la historia tampoco nos la han enseñado. No nos han presentado al Duarte que le malogró esos planes a los anexionistas afrancesados y mucho menos al Duarte que, el 9 de junio, se presentó junto a Sánchez y junto a los hermanos Puello y otros patriotas, y tomó el control de la Junta y dio un golpe de Estado, y ordenó el apresamiento y fusilamiento de los traidores, lo cual no se llevó a cabo gracias a la mano francesa, que ocultó y protegió a Bobadilla y a los anexionistas, e impidió que esto ocurriera, escondiéndolos en la propia casa del Cónsul francés en Santo Domingo.
Lo que sucedió después de eso se conoce: Duarte se fue al Cibao en busca de apoyo, y allá fue apresado en Puerto Plata, y fue traído a Santo Domingo, dónde se pretendía su fusilamiento. Luego fue embarcado al extranjero, donde después de muchas dificultades murió en la pobreza.
Duarte: Un Triunfador, aún a costa de su propia felicidad:
A continuación quiero presentar unas ideas, tal vez arriesgadas, porque se nos ha presentado a Duarte como víctima, como un hombre derrotado por Pedro Santana, que era un caudillo sin autonomía de pensamiento, un hombre que no podía unir tres ideas al mismo tiempo.
Está muy claro que Pedro Santana no era el artífice de aquel plan pro Francia, ni tenía la capacidad para tomar el control político, porque no tenía ninguna idea sobre el Estado. Estoy convencido, además por muchas evidencias, de que quienes fraguan y arman ese plan, y quienes le brindan el apoyo logístico y el apoyo político a Pedro, y lo impulsan para que con sus tropas tomen el control de Santo Domingo, son los miembros del partido afrancesado y los funcionarios franceses que se encontraban en el territorio dominicano para concretar el Tratado de Protectorado. Es decir que quien produce la derrota de Duarte es el imperio francés y los hombres que estaban a su servicio, aunque en los libros de historia eso no nos lo ha enseñado.
Y yo hago énfasis en eso, porque Duarte no fue derrotado por Pedro Santana, Duarte fue derrotado por el imperio francés, en alianza con un grupo de traidores a la patria. Y eso está muy claro en la carta de Duarte a Manuel María Delmonte, en 1865. Es aquella carta en la que Duarte dice que el pueblo dominicano desea y se ha proclamado independiente y una fracción miserable, que es todo menos dominicana, a quienes se les ve en la historia como ministeriales del gobierno de Boyer, después rivieristas y luego anexionistas franceses, americanos, y después españoles. Él los retrata. Es el mismo grupo, que todo el tiempo estuvo al lado de algún proyecto antinacional, que fueron todos ministros del gobierno de Boyer, como Bobadilla, pero también fueron parte del gobierno Charles Herard después que cayó Boyer, y después estaban conspirando, junto con los franceses, para derrocar a Riviere. Y después fueron pro anexión a los Estados Unidos y también a España, la que finalmente lograron y que fue revertida con la Guerra Restauradora.
Duarte los retrata perfectamente y dice que son “todo menos dominicanos”, que son una facción, no una fracción, porque una fracción es una parte del todo, mientras que una facción es una parte que se ha separado del todo, de la nación. Y los llama, en otra carta, orcopolitas, que quiere decir ciudadanos del infierno. Incluso, Duarte temprano denuncia a ese grupo, porque en una carta del año 45, un año después de la Independencia, dice que “un galo ha teñido de sangre la bandera dominicana”, refiriéndose al asesinato de María Trinidad Sánchez. Es decir que, un año después de la Independencia, denuncia a un galo (los galo son los franceses), refiriéndose a Pedro Santana y sus acólitos. Ese aspecto de la historia nuestra, tenemos necesariamente que rescatarlo y enseñarlo como es, para que las nuevas generaciones de dominicanos estén concientes de cuál fue el verdadero curso de los acontecimientos.
Lo más importante es que, aun habiendo sido apresado y expulsado, sus enemigos no pudieron llevar a término el pacto de protectorado con Francia. Duarte los derrotó. Jamás se volvió a hablar de eso, aunque se buscó llevar esos planes con otros imperios. Por eso afirmo con todas las fuerzas que, aún a costa de su felicidad personal y de su familia, Duarte es un triunfador.
Culminar el Proyecto Duartiano es el desafío de los jóvenes:
Quiero finalmente referirme al hecho, sumamente importante, de que el Proyecto Trinitario empezó con los jóvenes, y en los últimos días de su vida, Duarte vuelve a poner su mirada en los jóvenes, cuando dice: “Juventud: dulce esperanza de la patria mía”, le hacía un llamado a los jóvenes, que es precisamente el de darle culminación a aquel proyecto.
Y quiero que ustedes hagan mucho énfasis en esto, porque la grandeza de todos los hombres y mujeres dominicanos del presente y del futuro, será la de seguir levantando aquel ejemplo de vida y su pensamiento. Y el desafío de todos y todas los y las jóvenes es lograr que en el país se haga realidad aquel sueño. Por eso la juventud de hoy tiene que proponerse darle culminación a aquel proyecto, convirtiendo ese sueño en la razón de vida de cada paso que damos. Porque si no encontramos una razón para existir, más allá de la sobrevivencia miserable de comer tres calientes al día y dormir en un buen colchón, ¿de qué vale la vida? Si lo único que trasciende en la historia son las acciones en que el individuo se pone al servicio de los demás.
Cuando falleció Hugo Chávez, el presidente venezolano, víctima de una enfermedad, que no se sabe su origen, no quiero arriesgarme a decir, pero muchos sospechamos que esa enfermedad no le llegó de la nada al comandante Hugo Chávez; cuando muere Chávez, decíamos en la Universidad, en un acto de despedida, que aquel hombre que puso su vida al servicio de los demás, probablemente pasarían muchos siglos y la humanidad seguiría recordándolo y hablando de él, así como pueden pasar muchos siglos, todos los siglos, y seguiremos hablando de Juan Pablo Duarte. Sin embargo, tenemos una camada de personas, que han pasado incluso por el poder, se han colocado en las alturas de la vida social, y si acaso la historia los recuerda como una mueca, porque han pasado, precisamente, no para servir, sino para servirse del poder.
Esa es la desgracia que le ha caído al Estado dominicano, al pueblo dominicano, que no hay semana en que no haya un escándalo de corrupción, que no se destape alguna cosa que atenta contra los intereses colectivos. Y cuando veo todo eso, y me recuerdo de lo bien que empezó el proyecto dominicano, es que me doy cuenta lo lejos, la distancia inmensa, de Duarte, en la que se ha colocado la práctica política y de poder en la República Dominicana. Y lo urgente que es el compromiso para reencontrarnos con aquel ejemplo de vida y aquellas ideas, que nos enseñaron que podemos tener una Patria dirigida por gente honesta, de gente que se da, de gente que rinde cuentas, de gente que no sobrevalora los presupuestos, de gente que lleva contabilidad clara, de gente que tiene un concepto definido de la participación democrática.
Solo cuando los jóvenes sean capaces de abanderarse de aquél ejemplo, tendremos un país en donde uno no tenga que sorprenderse todos los días de la corruptela, del bandidaje, de la asociación de malhechores…., del mal gobierno. Por eso tenemos que volver, volver a este pensamiento, volver a esta fuente, y comprometernos con darle culminación, con erigir una nueva República, o más bien con tener una República como la soñó nuestro padre fundador.
Muchísimas gracias.
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