En un paso histórico, cinco
generales del Ejército colombiano y un almirante tienen previsto llegar este
miércoles a La Habana (Cuba), sede de las negociaciones del Gobierno de
Bogotá para abordar un acuerdo de alto el
fuego bilateral y definitivo a un conflicto que se prolonga desde
hace cinco décadas y que ha causado más de 220.000 muertos y seis millones de
desplazados en Colombia.
El viaje del grupo a la isla caribeña fue anunciado por el presidente
colombiano, Juan Manuel Santos, el lunes pasado
durante su visita oficial a España. Los militares formarán parte de una
subcomisión técnica, encargada de discutir el alto el fuego bilateral, que
funcionará de forma paralela a la mesa de negociaciones desde mañana y en la
que también están los jefes militares de la guerrilla.
Es la primera vez que generales en activo se sentarán a dialogar con los
guerrilleros, sin armas de por medio, para encontrar fórmulas
sobre las modalidades del desarme, la desmovilización y el alto el fuego
bilateral. Aunque las dos partes no negociarán directamente, lo que discutan
será crucial para abrir el camino hacia la paz.
“Son los hombres que han vivido la guerra los que ayudarán a construir
el tránsito hacia la paz”, dijo el jefe negociador del Gobierno colombiano,
Humberto de la Calle, para explicar el porqué del viaje de estos militares, que
se suman al general Javier Flórez, jefe del Estado Mayor Conjunto de las
Fuerzas Militares quien, desde el año pasado, encabeza esta subcomisión por
orden de Santos.
La presencia de los militares en Cuba manda el mensaje de que se trata
de un momento clave en el país para la toma de decisiones. Así lo cree Jorge
Restrepo, director del Centro de Recursos para Análisis de Conflictos, CERAC.
“Aunque estos militares no toman decisiones, sí asesoran a los negociadores y
para eso se necesita de generales que tienen mando, conocimientos de
inteligencia, del terreno y de las capacidades militares de las FARC”, explica.
Para este analista, su presencia también implicaría una mayor firmeza
frente a la guerrilla. “Es muy diferente tener a un solo general (Flórez) que a
seis. En ese sentido, va a ser mucho más difícil tomar decisiones que después no sean
aceptadas por el Ejército”, dijo Restrepo. Lo que, al final, podría
facilitar que lo acordado por los negociadores se ponga en marcha rápidamente.
En términos políticos, la presencia de los generales también
representaría un apoyo importante de los militares al proceso de paz. “Ellos no
solo han derramado su sangre, han pacificado el país y han dado los golpes más
duros al terrorismo, al narcotráfico y a la delincuencia. También ahora
contribuyen con su conocimiento y experiencia, para ver si es posible llegar a
un desarme definitivo y reintegración definitiva”, dijo el ministro de Defensa,
Juan Carlos Pinzón. Pero también agregó, para generar confianza ante quienes dudan del
futuro de las Fuerzas Armadas, que el país puede sentirse
tranquilo, ya que los elegidos “no se van a dejar meter goles”.
Para María Victoria Llorente, directora de la Fundación Ideas para la
Paz y experta en seguridad, Pinzón manda un mensaje a los militares para que no
se cometan los errores del pasado. “Antes, los militares estuvieron bastantes
marginados o se auto marginaron de la negociación. Y si hay un tema en el que
hoy hay que meterlos es en el del alto el fuego y el abandono de las armas”,
dijo.
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